viernes, 22 de abril de 2011

Playa Venao

Playa Venao creo que es hasta ahora el lugar donde mejor lo he pasado, probablemente por la mezcla de bajas expectativas y de la gente que conocí. Ahí fue el primer lugar donde se armó un grupo en el que hicimos cosas juntos y no solo las compartimos en la noche.

Llegar no es fácil, hay que hacer varios cambios de buses, y para colmo, llegué un domingo, así que los buses del último trayecto no trabajaban ese día, y tuve que tomar taxi. Por suerte pude compartirlo con un par de colombianas que iban un poco más allá, y no salió tan salado (y además me dieron un par de datos de que hacer por ahí).

La primera sorpresa es que la playa apenas se ve desde la carretera, está muy tapada por la vegetación. Hay algunos hostales al lado de la playa (detrás de los árboles) pero por recomendación yo me quedé en Eco Venao, que queda cruzando la carretera, a unos 100 metros de la playa. El hostal es muy bueno, con dormitorios amplios, limpios y lindos, y áreas comunes que uno incluso podría quedarse disfrutando sin ir nunca a la playa. En la madrugada se escuchan los monos aulladores, y no es difícil verlos por la tarde junto al restaurant (muy rico, de paso, y con un chef preocupado de ocupar ingredientes orgánicos en todo lo que puede).

El primer día, o más bien tarde, pues llegué cerca de las 5, fue de descanso y de reconocer el lugar, y también donde conocí al grupo que permanecería por toda la estadía: Elke, Melissa, Britta, Paula y los dos Tobi. Todos alemanes,  salvo Paula, que era canadiense, por lo que era habitual que entre conversación y conversación empezaran a hablar alemán entre ellos, medio que sin querer.

El segundo día me levante temprano para ir a conocer el pueblo de Cañas, y comprar leche condensada para hacer manjar. En la tarde estuve un rato en la playa, y pasando el aburrimiento conversando con la gente. Ahí acordamos que al día siguiente iríamos a Isla Cañas, que las colombianas con las que compartí taxi me habían recomendado visitar. Se supone que es un lugar donde las tortugas van a desovar, pero esta no era época para eso, así que la gracia sería solo la playa y el lugar bonito.

Resulta que el viaje a la isla fue más complicado de lo que esperábamos. A las 8:30 debería pasar el bus que nos llevaría a Cañas, tal como el día anterior, pero pasaban los minutos y no llegaba. La porquería había pasado como 10 minutos antes… Tras gestiones de Tobi y traducciones mías, conseguimos que uno de los tipos del hostal que tenía que ir a cañas nos llevara a todos. En el proceso, se bajó Elke (porque le devolvieron arreglada su tabla de surf que se había dañado en el viaje, y quería usarla ya) y Melissa porque estaba mal del estómago. Luego de un cruce en lancha que me recordó al paso a la isla Lorelei, llegamos a una isla re bonita, con una playa super chora, y sin nadie. Genial. El agua muy salada, pero el resto de lujo. Incluso encontramos un coco, y le pedimos a un “local” que nos lo abriera. No sé por qué el coco de verdad si me gusta, pero el rayado no. Supongo que puede ser porque el rayado es muy seco…

Ese iba a ser mi último día en playa venao, pero lo estaba pasando tan bien, y no había podido aprovechar el ofrecimiento de Elke y Paula de enseñarnos a surfear, que decidí quedarme un día más. Así que eso fue el siguiente día, aprender a surfear.

Al final, una re buena estadía en Playa Venao, con esa increíble mezcla de selva y playa. Al día siguiente yo partí a Boquete, Tobi y Britta a El Valle (el otro Tobi había partido el día anterior a Ciudad de Panamá a encontrarse con su novia),  Paula partiría en un día de vuelta a Canadá, y Elke me dijo que en 4 días iba a Bocas del Toro,  uno de mis próximos destinos, así que quedamos de mantenernos en contacto para juntarnos allá.  Lamentablemente no fue, ya que decidió permanecer más tiempo en Playa Venao (creo que fue una buena decisión si lo que quería era seguir surfeando, Bocas es bonito pero ir a surfear es harto más complicado logísticamente que en Venao). Supongo que si esto fuera la historia interminable habría que decir que volvimos a encontrarnos, pero no fue en Panamá ni de común acuerdo, aunque esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

Un último salud por el grupo de Playa Venao, en uno de los mejores ratos del viaje hasta ahora.

PS: Antes de Playa Venao fui a El Valle de Antón. Dejo ese escrito pendiente por un tiempo, pero ya está, por si acaso.








Links de Interés
Hostal Eco Venao
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1 comentario:

  1. Pedro Adrián Zuluaga22 de abril de 2011, 19:39

    Que buen viaje Rodolfo, y yo que pensé que en Panamá sólo había supermercados!!!!

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